-Echarme a andar con mi cámara al hombro,
como camina un niño con su baldecito lleno de arena,
sin voltear más que para ver al cánido en turno que me sigue.
-Dormir sobre un cartón de caja de huevos, estorbando el refugio de un niño huerfano, comerme los tamales que la Doña reparte, con las hojas y la servilleta y todo.
-Que los perros salvajes me huelan los pasos y los sueños, arrullada por el ronroneo de un león.
-Que un Chac Mool se ría de mis últimos zapatos gastados.
-Que mi cara no salga con un "Se busca" porque ya se acabó la tinta.
-Sonreir a todo el mundo porque me